Aprender a programar es una de las asignaturas que está ganando enteros dentro del currículo de los centros educativos. Las perspectivas laborales en este terreno son halagüeñas, por lo que fomentar su aprendizaje ayuda a preparar al alumnado para el futuro.

Para su enseñanza se utilizan lenguajes de programación muy visuales basados en bloques, una herramienta con la que se facilita el aprendizaje intuitivo, sobre todo entre los más pequeños, pero que no es accesible para todos. Su naturaleza visual provoca que los niños con déficits en este sentido encuentren complicaciones que en ocasiones son difíciles de solventar.

“El alumnado con resto visual operativo puede utilizar estos entornos mediante las adaptaciones de ampliación de pantalla o la configuración de accesibilidad de los sistemas operativos. El problema es para los alumnos ciegos, para los que no son accesibles”, explica Carlos Mallo, profesor del Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Madrid y especializado en tecnología.

En busca de la fórmula adecuada

Actualmente, hay algunas alternativas que permiten trabajar estos contenidos. Entre ellas están las actividades unplugged, aquellas que se realizan sin necesidad de tener un ordenador o conexión a internet, y que se pueden adaptar para trabajar con alumnos ciegos. Se pueden encontrar en code.org y en CS Unplugged organizadas por niveles.

Otra opción es la utilización de herramientas de programación tangible, como OSMO coding o Scottie Go. Se basan en el uso de objetos y con ellas el niño escribe el programa colocando de forma ordenada unas fichas físicas que representan las instrucciones. El resultado de la acción se ve en una pantalla, lo que impide que el alumno con discapacidad visual pueda saber si lo ha hecho bien.

Niño Ciego Programar

Una de las soluciones más completas es combinar el uso de estos programas con robots físicos. De esta forma el niño puede tanto escribir el “código”, como conocer el resultado de su ejecución gracias a los movimientos y sonidos que realiza el robot. Ejemplos de ello son Cubetto, BeeBot, RobotMouse o Escornabot.

Hay entornos de aprendizaje que, además de programar los movimientos básicos del robot, permiten pasar a estructuras más complejas. “Se utilizan instrucciones similares a los bloques de los entornos gráficos pero con fichas físicas, como True True, MatataLab o BlueBot con Tactile Reader”, enumera Carlos Mallo.

Programando en “modo físico”

En el caso de los niños con alguna discapacidad visual, es esencial que los recursos que utilicen para su introducción en el mundo de la programación tengan un componente físico. Por ello, los kits de montaje se presentan como una buena opción. En este caso, hay que tener en cuenta el tamaño de las piezas. Si su tamaño es pequeño son difíciles de manipular por niños ciegos.

GomaBrain o BeDuino permiten la construcción de estructuras con bloques de tamaño grande y que se pueden programar mediante tarjetas fácilmente adaptables”, apunta Carlos Mallo. “Kits como LittleBits o MakeBlock Neuron no necesitan programación y son muy útiles para el montaje de sistemas eléctricos. El conexionado se hace de forma muy sencilla y sin posibilidad de equívocos porque la unión se realiza con imanes”

Niño Ciego Clase Programación

El paso a entornos de programación en modo texto también precisan de computación física. Una alternativa válida sería el IDE de Arduino, que permite programar los sistemas basados en esta placa. “En este caso el problema es que en el montaje de los circuitos eléctricos los puntos de conexionado son muy pequeños y se necesita mucha precisión, por lo que es prácticamente imposible realizarlo para un alumno con discapacidad visua”l.

“Esta dificultad –añade Mallo– se puede superar mediante el uso de placas educativas de aprendizaje que incluyen, ya montadas, los principales elementos utilizados en los proyectos educativos. De este modo, sólo es necesaria la programación”.

Beneficios y retos en el aula

Los beneficios que aporta el aprendizaje de esta materia en el aula están más que probados. El alumnado aprende a resolver problemas, a superar la frustración, a ser más creativo, y a mejorar sus conocimientos en lingüística y matemáticas, entre otros. Además de mejorar su psicomotricidad en el caso de los kits de montaje.

A los niños con discapacidad visual también les aporta un mejor conocimiento del mundo en el que se desenvuelven. “Les ayuda a comprender la secuenciación de acciones y la toma de decisiones en forma de algoritmos, algo que les resulta muy útil ya que para ellos la percepción de muchos contenidos tiene un formato lineal”, afirma el profesor del Centro de Recursos Educativos de la ONCE. También es muy interesante el trabajo de orientación espacial que se realiza: “Programar recorridos sin ver el tablero es una actividad mental muy importante y con cierta dificultad que los alumnos ciegos tienen que practicar”.

Niños Clase Programación

Sin embargo, el paso de este aprendizaje al aula entraña varias dificultades. Por un lado, sería necesario mejorar la accesibilidad de las herramientas de programación para que puedan ser utilizadas por cualquier alumno de forma que los niños con discapacidad visual no se sintieran diferentes al resto de sus compañeros. Aunque Mallo reconoce que no es sencillo: “trasladar las soluciones que implementamos para un uso visual a un entorno háptico puede llegar a ser muy complicado”.

En este contexto “un reto importante puede ser formar al profesorado en el uso de las herramientas que utilizan los alumnos con discapacidad visual. De esta forma estaría familiarizado con ellas y conocería las posibilidades que tiene un niño ciego para realizar ciertas tareas, lo que puede y lo que no puede hacer”, concluye.   

Sobre el autor
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Noelia Hernández

Periodista contadora de historias y escribiendo sobre tecnología desde hace casi dos décadas. Totalmente de acuerdo con Hesíodo, poeta de la Antigua Grecia: "La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que se es capaz de ser"