La editorial Pearson ha publicado un año más su informe Learning Curve Index, Índice de curva de aprendizaje, que clasifica los resultados de 39 países y analiza los factores que explican los cambios de rendimiento global en las tablas de clasificación mundial de la educación y la importancia de las competencias del siglo XXI.
Informe Pearson Learning Curve Index Así, Corea del Sur, Japón, Hong Kong  y Singapur encabezan la lista de educación general, gracias a una ‘cultura de la responsabilidad’ en la que profesores, estudiantes y padres asumen la responsabilidad de la educación. Además, estas sociedades valoran a los docentes y a las escuelas mucho más que en cualquier otro lugar del mundo. Finlandia, por su parte, cae del primer puesto al quinto, porque ha bajado el nivel de comprensión lectora, matemáticas y ciencias, mientras que España baja un puesto respecto al informe de 2012 y se sitúa en la posición número 29. El informe elaborado por Pearson también refleja que muchas economías emergentes están invirtiendo más en educación, aunque dicha inversión todavía no se refleja en una mejora de los resultados; de hecho, tres de las economías emergentes más grandes (Brasil, México e Indonesia) ocupan los puestos inferiores de la tabla. Entre los diez primeros puestos se encuentran países como Canadá, Países Bajos y Reino Unido.
Junto con el nuevo índice, la editorial ha publicado un banco de datos de acceso público con más de 2.500 indicadores educativos, económicos y sociales de 50 países. Este banco de datos se basa en los tres estudios internacionales de educación más importantes que existen (PISA, TIMSS y PIRLS), y los combina con estadísticas sobre la educación, el PIB, el empleo y las tasas de criminalidad entre otros factores. El objetivo es crear un conjunto completo de datos que los investigadores y los responsables de políticas educativas puedan utilizar.
La importancia de las habilidades
Pearson también ha publicado un informe realizado por The Economist Intelligence Unit (EIU o Unidad de Inteligencia de The Economist) sobre la importancia de las habilidades en la mejora de los resultados educativos y económicos. En él se recoge, entre otros aspectos, que las habilidades básicas adquiridas en los primeros años de la educación son esenciales para el desarrollo continuo de éstas y que el uso continuado de las habilidades en la edad adulta es crucial para frenar el inevitable declive a lo largo del tiempo.