El juego como vehículo de aprendizaje en el aula

Sus responsables nos explican: Este proyecto nació del interés por parte de la comunidad educativa de incluir el juego como un recurso didáctico dentro del aula. Nuestro centro es un centro de Educación Especial donde se escolarizan niños con discapacidad física e intelectual. Siempre nos ha parecido que a estos estudiantes se les ofrecían menos oportunidades de juego, quizás porque se tendía a trabajar desde una vertiente más terapéutica.
Nuestros alumnos juegan, pero a su manera. En general, y dependiendo un poco de las características de cada uno de ellos, su juego es individual y mecánico donde lo que se busca es una reacción, un movimiento, un sonido o una transformación del objeto que tienen en la mano. Otras veces, su forma de juego es la exploración de los juguetes con la boca etc... Desde hace tiempo uno de los objetivos prioritarios, sobre todo en edades tempranas, es potenciar la conducta lúdica del niño y (principalmente) el juego simbólico y juego de roles. Creamos situaciones muy visuales para que el juego surja de manera espontánea, a través de la interpretación de diferentes roles porque, de esta manera, ellos van creando poco a poco una idea ajustada de la realidad. La práctica del juego simbólico les aporta creatividad e iniciativa, favorece la estimulación del desarrollo emocional y, en muchas ocasiones, les permite controlar conductas desajustadas.
María Martín Pérez, responsable del proyecto señala: Este concurso a retado a profesores y a estudiantes a modificar las programaciones, a romper la rutina y a poner en marcha la fábrica de sonrisas de alumnos que, inquietos cada día, esperaban emocionantes qué tocaría aprender. Con el juego se ha demostrado que la profesión de maestro es vocacional y, más aún, en estos primeros cursos. Es vital que, para que el alumnado aprenda, el docente esté implicado en el juego derrochando pasión, alegría y energía. Esta experiencia hace que los lazos entre alumno y profesor se unan y genere más confianza y motivación. El colegio se vuelve un país mágico a los ojos de los estudiantes y el miedo por cometer errores, los nervios y el pánico escénico desaparecen desarrollando habilidades sociales que integran al alumnado y los valora como iguales.
Desde el centro nos indican: Desde hace cuatro años, venimos trabajando de forma paralela los contenidos del área de Matemáticas en una doble vertiente: la 'inevitable' memorización y la utilización del juego como una potente herramienta para conseguir los objetivos propuestos.
Nuestro alumnado procede de una zona de la ciudad de muy bajo nivel socioeconómico y con unos padres (en su mayoría) carentes incluso de una formación básica y una lengua vehicular lo suficientemente correcta como para ayudar a sus hijos. Es por esto que el hecho de utilizar el juego a la hora de enseñar matemáticas, motiva, pero sobre todo ayuda, en nuestro caso, a: fijar la atención en lo que queremos enseñar, hacer más atractivos los contenidos y conseguir que el juego impregne la actuación de los chicos y que lo utilicen para aprender.
Al menos, durante dos o tres días a la semana, intentamos que la mecánica de la clase de matemáticas gire en torno al juego Integramos todos: la actuación con material manipulable, regletas de Genaille, triominós, tantrix, actividades en Geogebra, flash u otros soportes para despertar más aún su curiosidad y acrecentar sus ya suficientes conocimientos en cuanto al manejo de las TIC se refiere... En este sentido, han aprendido y se han sorprendido con la gran cantidad de trucos, acertijos y juegos que surgen de la simple utilización del álgebra o la aritmética.Como "fiesta" de esta actividad, convocamos a mitad de cada segundo trimestre, La semana de las Matemáticas. Cada año está dedicada a un tema en concreto en la que por medio de carteles, juegos, concursos… sumergimos a los chavales no sólo en el mundo más curioso de esta asignatura sino también en su aprendizaje más explícito.