La tecnología es un pilar fundamental en la sociedad actual, y los niños están familiarizados con las TICs desde muy pequeños. Con el objetivo de que avancen en su aprendizaje mediante el uso de elementos que manejen en su rutina diaria, las maestras de Educación Infantil, Marta Ciprés y María Murillo del CEIP Rosales del Canal (Zaragoza), implantaron la robótica en sus clases con el uso de Bee-bot, un pequeño robot programable. De esta forma nació el proyecto ‘un robot en clase’.

Un Robot En El Clase

Con Bee-bot Marta y María llevaron a cabo su programa de una forma más atractiva potenciando habilidades como la capacidad de anticipación, la secuenciación de tareas y el diálogo entre iguales. Además del robot utilizaron los códigos QR, un recurso ya conocido por los alumnos al contar con dos tabletas en el aula. Así, pudieron trabajar con audio y vídeo durante las clases, algo que a los niños les pareció más atractivo.

El primer objetivo fue que los estudiantes supiesen mover el robot hacia delante y hacia atrás, un comando sencillo y asequible a su edad. Pero rápidamente se pudo aumentar la dificultad añadiendo tareas que conllevaran giros algo más complicados. Para facilitar el manejo de estos nuevos comandos, los niños desarrollaron estas actividades en varios pasos con secuencias sencillas, por ejemplo, para trazar un recorrido en forma de 'L' se llevaron a cabo tres: la primera línea recta, el giro y la siguiente línea recta. Algunos incluso fueron capaces de realizarlo en una sola secuencia.

Desarrollo de varias inteligencias

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Este recurso ofreció la posibilidad de diseñar actividades que potenciaron el desarrollo de cada una de las inteligencias que describe Howard Gardner en su ‘teoría de las Inteligencias Múltiples’:

La Inteligencia Lógico-matemática:

el manejo del robot implica el uso de habilidades como el conteo y de conceptos espaciales como delante y detrás. Además de figuras geométricas, secuencias y conceptos como grande-pequeño, largo y corto…

La Inteligencia lingüística:

se potenció el diálogo, ya que muchas de las actividades estaban planteadas para realizarse por parejas o en equipo. También se trabajó la lectoescritura y la conciencia fonológica a través de tableros con sus nombres, letras e incluso con el vocabulario aprendido en el aula

La Inteligencia visual-espacial:

al tener que ir guiando al robot por diferentes caminos construidos por ellos mismos se desarrolló y ejercitó  la visión espacial.

Inteligencia corporal kinesética:

esta capacidad se trabajó mediante el Yoga. Se utilizó a Bee-bot como una ficha del tablero, y al llegar a la casilla que correspondía, había que realizar la postura indicada.

Inteligencia musical:

los códigos QR permitieron incluir audios y vídeos a través de los cuales se trabajaron los instrumentos, las canciones, los sonidos de la naturaleza…

Estas y más destrezas se reforzaron gracias al uso de Bee-bot, que hizo posible que los alumnos aprendieran más motivados a la vez que ayudó a fomentar el espíritu de colaboración en la clase.

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